Identidad, espacio y tiempo en el “Carnaval de Xonaca”
- María Fernanda Aguilar Sánchez
- 20 dic 2016
- 9 Min. de lectura

Introducción
Hablar de antropología de Puebla promete bastos imaginarios de lo que acontece respecto a las formas en que se nos proyecta el estado en su totalidad, no sólo en el presente; podemos hablar de tiempo, de espacios, de lugares sobresalientes, de pequeñas comunidades, de historia, y sobre todo de sus habitantes. Sin embargo no pretendo desarrollar cada uno de estos puntos, debido a la complejidad del fenómeno que desenvuelve cada uno de ellos.
En este trabajo me interesa presentar una reflexión, con base en una de las formas de expresión en que se evidencia la forma de vida de un grupo de personas residentes de la ciudad.
Actualmente, la modernidad como resultado de la globalización, parece desdibujar gran parte de las representaciones de la cultura popular, a fin de homogeneizar las problemáticas en función de lo colectivo.
En este marco lleno de transformaciones, alteraciones y re significaciones resiste en el contexto de lo urbano “El carnaval de Xonaca”. A partir de ello podemos entender que el carnaval forma parte de las tradiciones vivas de la cultura y en su función de tradición, expresa la identidad de un grupo.
La base empírico –etnográfica procede del trabajo de campo realizado en el “Carnaval de Xonaca” con la “Cuadrilla 26 oriente. La Original” en el marco de la materia de Antropología de Puebla.
Con base en ello se presenta una perspectiva personal que refiere o aborda la significación social en el carnaval como una parte de la cultura en Puebla.
De lo material a lo intangible
De acuerdo con La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) tomo como punto de partida que cada carnaval es una celebración festiva que forma parte de los bienes culturales inmateriales de los pueblos, entendiéndose en el sentido de las formas materiales o “vivientes” del patrimonio cultural.
La UNESCO reconoce al carnaval en general en su papel social de tradición, en este sentido las tradiciones son heredadas por nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes y cuya recreación constante por las comunidades y los grupos que los reproducen lo hacen generar un sentimiento de identidad y pertenencia entre los mismos.
La identidad en el ritual
El carnaval específicamente, frente a otros tipos de proyección cultural, se puede entender como un elemento vivo, dinámico, y por ello es sometido a un constante proceso de cambio y transformación.
Es necesario mencionar que el carnaval, refleja formas de vida y valores por parte de sus miembros, expresa toda una red de significados, la cosmovisión y proyecta la identidad social de las personas.
Asimismo supone formas de expresión y de identificación de la comunidad que las celebra y protagoniza. El caso específico es “La cuadrilla 26 Oriente. La Original”
El carnaval de Xonaca recupera como fuente esencial, el vínculo con el pasado, pero también se adapta al presente y en su dimensión temporal y de perdurabilidad, dota a sus miembros y a sus espectadores de valores testimoniales, pues representan parte esencial de la memoria de la colonia.
“La memoria es la base de la personalidad individual, así como la tradición es la base de la personalidad colectiva de un pueblo. Vivimos en y por el recuerdo, y para nuestra vida espiritual no es, en el fondo, sino el esfuerzo que hacemos para que nuestros recuerdos se perpetúen y se vuelvan esperanzas; para que nuestro pasado se vuelva futuro”
Miguel de Unamuno
Con base en lo anterior, es preciso mencionar que uno de los elementos constitutivos de la “Cuadrilla 26 Oriente. La Original” son las capas con motivos prehispánicos usadas por los miembros de la misma, que durante los días de celebración, deslumbran las calles de la colonia como prueba de un pasado ya intangible. Durante el carnaval se desestructura el orden social. La sátira, los disfraces, las caretas, capas, etc., convierten esta fiesta, por unos días y momentos, en la antiestructura o la ruptura de la cotidianidad de quienes participan en él.
El carnaval puede considerarse como una fiesta caracterizada por la manera metafórica o ritual en que el orden social regular de la cuidad, rompe con la cotidianidad de las normas establecidas.
Muchas de las personas que participan en el carnaval de Xonaca se convierten en personajes dentro de una nueva organización que expresa la cultura arraigada de distintas temporalidades. Un gran número de ritos del carnaval incluyen una inversión de estatus, sexos, edades y roles.
En Puebla como en muchos otros estados las manifestaciones culturales se arraigan a la herencia histórica de los procesos de continuidad y transformación de los fenómenos que han sobresalido a lo largo del tiempo. Asimismo, parafraseando a Borja, la historia de una ciudad es representada por su espacio público, las relaciones sociales entre sus habitantes, la relaciones de poder y las formas de vivir en la ciudad, son materializadas y expresadas en la conformación de sus espacios comunes de encuentro ciudadano, éstos espacios como las calles, monumentos, plazas, estaciones de transporte, etc., ordenan cada zona de la ciudad, le da un sentido a la expresión colectiva, la diversidad social y cultural (Borja 2000: 8).
Considero muy importante hablar de espacio y territorio debido a que a lo largo de mi participación en campo con la “Cuadrilla 26 oriente. La original” pude apreciar la importancia de la colonia para algunos de sus miembros, esto, entendido totalmente a partir de un sentimiento de pertenencia y cariño, respecto a la significación del lugar donde la tradición les es aprehendida.
Si bien muchos de los miembros de la cuadrilla viven en el Barrio de Xonaca o en colonias vecinas al mismo, algunos otros residen en lugares muy alejados del Barrio y su pertenencia a la cuadrilla es resultado de un proceso de “regreso a su lugar de origen”.
Un aspecto a rescatar es la incidencia de la misma a nivel de Estado, ya que la cuadrilla ha sido convocada para presentaciones como referente cultural, y es considerado como parte de la cultura popular por parte del gobierno . Por ejemplo la sala etnográfica contemporánea que se encuentra en el museo regional del INAH tiene en calidad de muestras, algunos trajes de la “Cuadrilla 26 oriente. La Original”.
La participación de niños y adultos es apreciada de manera general, e incluso en el caso de los niños, la experiencia de vivir el carnaval se anexa de manera muy especial, es así como también se designa un día específico para que la atención de los espectadores se centre en los pequeños, el “Carnavalito”.
Si bien refiero anteriormente que el carnaval no tiene sexo ni estatus social, es porque también pude identificar personajes femeninos interpretados por hombres y viceversa, además de que puedes encontrar personas con oficios y con profesiones; doctores, abogados, maestros, estudiantes, ingenieros, herreros, talacheros, cocineros, carpinteros, etc. Es así como se demuestra que esta celebración no excluye gustos ni recursos, sino que se vive a partir de las afinidades e intereses.
En el Barrio de Xonaca el carnaval se convierte en una celebración esperada no sólo por los miembros de la cuadrilla y sus familiares, es un espectáculo que deleita a los habitantes del mismo y de colonias vecinas, el carnaval se convierte así en una expresión que usa el espacio para resignificarlo y apropiarlo en función de los interesados.
Siguiendo un poco la línea de estudios de Gilberto Giménez (2004), dice que la apropiación del espacio se puede manifestar en dos vertientes: “utilitaria-funcional” (un ejemplo de esto, es el caso de las calles y su función de tránsito y de las casas donde viven las personas) y “simbólico-cultural”.
Me interesa desarrollar el sentido “simbólico- cultural” ya que es cuando el espacio se valora como un repertorio de connotaciones de significados culturales, como puede ser cuestiones políticas, sociales, tradicionales o inclusive costumbres. Lo “simbólico-cultural”, siempre tiende a ocupar de manera fragmentaria el espacio, es decir, una parte de la sociedad se manifiesta en la ocupación y el uso de un espacio, detonando ciertos comportamientos y actitudes que van más allá de usarlo funcionalmente.
Se podría pensar que el carnaval en su condición de celebración anual, carece de un orden conventual, sin embargo a partir de la experiencia en campo se puede apreciar que la organización del carnaval se fundamenta y se consolida a partir de un proceso organizacional por parte de la cuadrilla.
La organización conlleva el orden incluso en los aspectos más básicos como lo son el vestuario, la música, los ensayos, el baile de cierre, los horarios y la participación de los miembros.
La cuadrilla esté organizada a partir de un comité, denominado “comisión” al que se integran algunos miembros de la cuadrilla en función de su interés de participación, el interés que se puede observar por formar parte de la comisión, surge debido al hecho de que formar parte del comité, involucra poder tomar decisiones respecto a la dinámica que guiará todo el proceso de reproducción de la tradición. Cabe mencionar que los miembros de la comisión organizadora, requieren de un tipo de “inscripción” en términos monetarios, los comisionados deben participar con $2,000 pesos para recibir el cargo.
Si bien el número de comisionados no es comparable con el número de participantes activos en función del baile, es necesario mencionar que independientemente de su papel de comisión, las reglas internas de la cuadrilla son aplicables para todos los miembros.
En el caso de algunas reglas de participación de manera general se pueden mencionar las siguientes:
Uso de capa con motivos prehispánicos
Las caretas deben estar en muy buen estado
Uso de sombrero con al menos 16 plumas como mínimo
Zapatos limpios y de ser posible nuevos
El uso de una faja que refiere que forma parte de la “Cuadrilla 26 oriente. La original”
Botón de acceso a formar parte de las bailadas
Además en el caso de los vestuarios tanto en el caso de mujeres como en el caso de los hombres, resultan reglas que se adecúan dependiendo de sus personajes.
Los personajes principales se encuentran, los huehues, los diablitos y las maringuillas.
En el caso de las mujeres y/o maringuillas:
Los vestidos deben ser nuevos y no resultados de una fiesta de 15 años y esta regla también aplica para “La Diabla” (personaje representado por Víctor Lópezicónico de la cuadrilla)
Las caretas deben ser de maringuilla (se está proponiendo que se eliminen los antifaces)
También requieren adornos con plumas y su número es aplicado de forma general (16 plumas mínimo)
Para el caso de los hombres
Uso de un conjunto compuesto por pantalón de vestir y chaleco (totalmente negros)
Camisa blanca
Corbata
Las cuestiones económicas son fundamentales para entender la dinámica de la cuadrilla, debido a que los fondos recolectados tanto por la comisión como por los integrantes de la cuadrilla y las colectas al público durante las bailadas, ayudan a solventar los gastos que devienen de las presentaciones, ya sea la música, el escenario, el grupo y algunos refrigerios. Y es la comisión quien se encarga de controlar dichos asuntos.
La importancia del orden personal como parte de la cuadrilla deviene de un sentimiento de compromiso con los espectadores, Héctor Hernández es uno de los principales líderes de la comisión junto con Julián Salazar y tuvimos la oportunidad de presenciar un discurso un tanto estricto acerca de lo que se esperaba al iniciar la bailada, lo cual resulta muy alentador para la cuadrilla debido a que habla de las formas en que se proyecta hacer la representación. Dentro de los discursos motivacionales que ofrece Héctor momentos antes de salir a bailar, se proyecta la idea de reciprocidad, se enmarca la importancia de la participación de la gente como público espectador.
Asimismo la organización de la cuadrilla no se limita a sus participantes y a sus comisionados, podemos ver que existe una participación muy importante de los familiares ya que en algunas ocasiones, la alimentación y los refrigerios corrían por parte de los mismos. Como ejemplo de ello, menciono el caso de la familia Bonilla quien ofreció en su casa una reunión al término de una bailada, y que el día del cierre organizó una comida para todos como parte de un gesto de colaboración.
Además al conversar con algunos miembros de la cuadrilla pude darme cuenta que la participación de la familia es muy notoria en cuanto a la forma en que los alientan y colaboran con algunos aspectos, por ejemplo, hay esposas y madres de los huehues que se encargan de confeccionar los vestuarios.
Por ello considero que la celebración del carnaval recoge experiencias desde distintas perspectivas conforme a las personas que tenemos la oportunidad de presenciar.
Si bien ya he mencionado la importancia del carnaval para la cuadrilla uno de los fundamentos que rige este trabajo es la necesidad de entender la manifestación cultural-social. Podemos ver que esta celebración incide en distintos sectores sociales, la familia, la colonia y el estado.
En este trabajo, intenté no sólo desarrollar algunos aspectos que pude identificar durante el proceso, además me interesa crear un punto de vista abierto, propongo intentar comprender las manifestaciones culturales que devienen de las dinámicas sociales como muestra de lo que somos, en el caso del carnaval como lo mencioné al principio, es una forma de resistirnos a la homogenización cultural, es una resistencia a la perdida de tradiciones, de autonomía y de reorganización simbólica del espacio que vivimos y habitamos.
BIBLIOGRAFÍA
FRELAND, François-Xavier “Captar lo inmaterial: una mirada al patrimonio vivo” (2009) por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura 7, place de Fontenoy, 75732 Paris 07-SP © UNESCO 2009
UNESCO “Texto de la convención para la Salvaguardia del patrimonio Cultural Inmaterial” (2003). www.unesco.org
Giménez, Gilberto (2004): “Introducción al estudio de las identidades urbanas”, en conferencia presentada en el Seminario Permanente de Estudios sobre la Ciudad, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Borja, J. (2000). Laberintos urbanos en América latina. Espacio Público y ciudadanía. Quito: Abi-yala.
De acuerdo con la “Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial”. UNESCO (2003)
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