¡Míralos bailar!: La construcción de identidad como herramienta para regular el orden social
- José Eleazar González Moyotl
- 20 dic 2016
- 17 Min. de lectura

“No hay sociedad sin ritos porque el rito organiza la vida en común, domina la vida cotidiana y marca el tempo y delimita el espacio de la existencia personal y colectiva”.
Mélich, 1996, pág. 87
Introducción
El texto a continuación presenta una breve reflexión sobre el uso del disfraz durante el carnaval y la importancia que tiene para sus integrantes conservar el orden ya establecido del mismo y como es que pude afectar el macrocosmo a los microcosmos, por los estandartes de comportamiento.
Descripción
El carnaval se lleva a cabo el domingo antes del miércoles de ceniza antes de cuaresma, representando durante cinco días distintos tipos de bailes. Cada persona involucrada en el evento lleva distintos tipos de trajes que evocan a diferentes personajes, como lo es el huehue, la maringuilla, el diablo y el tintan (este último fue integrando no hace mucho tiempo).
Cada traje tiene diferentes elementos que los distinguen:
Los huehues: usan una capa con alguna representación prehispánica acompañado, en ocasiones, con alguna experiencia que se quiera resaltar, un sombrero que, como mínimo, debe tener 16 plumas, camisa blanca, chaleco y pantalón negro, una faja roja (o según el color representativo de la cuadrilla, en este caso es rojo) zapatos negros y por último una careta, en su mayoría, de madera y con la apariencia de un viejo.
La maringuilla en su traje “tradicional” usa un vestido “moderno”, la faja roja, la careta con representación de una mujer o un antifaz que puede estar acompañado con plumas, el sombrero (con los mismos requisitos del anterior). La variación que modificaron a la vestimenta son el plumero: un adorno que va colgado en los hombros pero es exhibido en la espalda y que pueden participar mujeres en este personaje.
El diablo no tiene como tal un traje, solamente deber ser capaz de atraer a las personas al espectáculo, usando bromas o sacando a bailar a los espectadores.
La tradición nació como una burla por parte de los indígenas hacia los hacendados, creando representaciones burda de ellos, tanto es sus vestimentas y actividades, también se incluyó la idea sobre el bien y el mal en sus bailes.
Cada componente que en la actualidad conforma esta práctica, son esenciales para que el sujeto elija ser actor dentro de la obra, aunque los pasos ya estén marcados, la forma de expresarse son diferentes, algunos modifican sus caretas para que puedan guiñar el ojo y así poder coquetear con el público o como un gesto amistoso, detonando una expresión diferente a la que en un principio constituye a su persona, dejando lo que en un instante no pueden o no deben ser, por consecuencias del estrés creado por la vida cotidiana que está sujeta a represiones sociales. Brindando así una vía de escape a la rutina.
¡Sin disfraz no hay fiesta!: El Carnaval como un sistema de orden social
Durante los primeros años de vida del “hombre”, por diversos poderes (culturales, políticos, sociales y económicos), se le trata de “convencer” para que se una a un “orden” determinado, garantizando le un modelo de vida que mantenga satisfechas las necesidades fisiológicas (el hambre, la sed y el apetito sexual) y psicológicas (la necesidad de evitar el aislamiento y la soledad moral) del integrante.
Cada “orden” tiene detrás un “sistema”, y es esto lo que los hace diferentes, podrán tener el mismo objetivo (el ya antes mencionado), pero en lo que difieren cada uno de ellos es la manera en la que se busca cumplir esa meta y a su vez promover su misma carencia, es decir, para mantener un control o un “orden” se es necesario limitar los medios para conseguir una gozo que mantengan vivo al integrante, no solamente es darle lo que requiere para estar “saludable”, sino que se necesita restringir esos mismo, ocasionado una dependencia hacia el sistema para alcanzar lo que se quiere.
Con lo antes dicho, tenesmos presente el panorama del orden como sistema, pero ¿Por qué el carnaval fungiría como un sistema de orden social? En primer lugar hay que tomar en cuenta varios puntos:
Existe un poder vertical: hay un grupo de personas que legitiman las acciones que se llevan a cabo y son ellos los que dirigen el procedimiento.
Hay reglas o leyes que rigen a sus integrantes: tanto en la vestimenta, como en la forma de bailar y en la música (aunque puede existir pequeñas variaciones, esto no provoca una ruptura como tal en el grupo) hay patrones a seguir, que son enseñados y exigen ser respetados. Garantiza un bien común: tiene un fin, una meta a cumplir, lo cual beneficia de cierta manera a los participantes.
Durante el proceso se nota una preparación optima entre sus participantes, cada quien cumpliendo con su determinada tarea, habiendo algunas dificultades, el grupo dirigente es el que regula las anormalidades. Por ser una festividad temporal podría decirse que su límite radica en el tiempo-espacio, pero en sus integrantes siempre está presente la idea de continuidad, como lo explica la Sra. Blanca cuando se le pregunto sobre el estrés y las experiencias posteriores del carnaval:
“Si se estresa uno, juntar dinero para las caretas (…) es esa parte de salir bien vestidos (…) es salir a hacer algo que te gusta (…) mi preparación de las cosas las empiezo hacerlas desde antes (…) creo que nos preparamos antes para que ese día no estemos en estrés”.
Aunque las satisfacción que se produce durante el carnaval es muy diferente a la permanencia de la idea del mismo.
¿A cuánto está la “orden”?: vender la seguridad como proyecto para un nuevo orden
En la actualidad, el bien social esta delimita según la normalización de las actividades humanas, y para mantener intacta esta ideología, se ve protegida a partir del impedimento de la libertad, en palabras de Zygmunt: “la sociedad moderna no cree estar segura sin tomar medidas, consciente y deliberadamente, para salvaguardar su seguridad (…) la guía y vigilancia de la conducta humana: significa el control social”. Dando a entender que la seguridad va antes de la libertad, y para cumplir este objetivo es necesario ponerle un precio a ese privilegio, por lo cual los sujetos estarían pagando para mantener el orden sacrificando así su libertad, reafirmando la importancia de la existencia de normas a cumplir.
Un modelo de vida que proporciona sus utilidades solamente aquellas que puedan costearlos, manteniendo así una constante vigilancia hacia los mismos sujetos que participan en el sistema, pero a su vez se necesita que se sientan desprotegidos. Antes se mencionó que el sistema provee de medios necesarios para el bien social y a su vez su carencia, poniendo en marcha esta idea, lo que se ofrece es el sentimiento de “seguridad” pero en la práctica, el entrono es de “inseguridad”, pues de esta manera se glorifica así misma, empujando al individuo a creer que entre más invierta en su seguridad mejor va a estar, pero lo que se ignora es que también contribuye a que exista la misma inseguridad. En resumidas cuentas uno paga para poder realizar lo que uno quiere sentir.
El carnaval funge como una alternativa a esta forma de pensar: a diferencia de vender la libertad por seguridad, aquí se vende más la seguridad por la libertad, los integrantes pagan una cuota que les permite expresar una forma de ser, que en un principio el sistema les niega. Dentro de este marco, el individuo se manifiesta a través de capas y caretas, otorgando la capacidad de reflejar lo que normalmente seria el sujeto. En este punto se sacrifica una cierta seguridad económica, para que uno pueda participar y realizar con gusto su afán por el baile.
La fiesta temática: el panóptico de Jeremy Bentham
En todo sistema existe el panóptico JB; un poder central que tiene la posibilidad de observar a todos sus componentes y de esta manera mantener una vigilancia permanente y sin falta alguna, con la finalidad de que aquellos que estuvieran en vigilancia llegaran a sentir la necesidad de vigilarse a sí mismo. Llegando a existir de manera simbólica o de manera física, por poner algunos ejemplos podemos observar esta clase de ideología impregnada en la religión católica: dios, que es un ser omnipresente que todo lo ve, sabe quién es un pecador y quien un santo, nada se le escapa, en las imágenes, dios esta, en la mayoría de las veces, en el centro y por debajo de él se encuentran los seres mortales y ángeles, nadie está encima de dios, y llega hasta un punto donde sus seguidores se vigilan así mismo para no romper ningún mandamiento eclesiástico.
En las escuelas, se trata de poner al maestro en el centro, donde su visibilidad garantice la vigilancia continua de sus alumnos durante la hora de la clase. En la familia el sentimiento de culpabilidad se incrusta en los hijos como ese ser omnipresente que está en constante vigilancia de las acciones, no es necesario que los padres estén presentes para que el niño pueda sentir culpa alguna al romper o revelarse a una orden de ellos. En las empresas los empleados están en constante movimiento para que su jefe no los considere ineficientes y con ello los corra, por medio de cámaras de vigilancia, permanece en el imaginario de los trabajadores. Por último y uno de los más importante es la misma sociedad, cuando se practica la idea de la discriminación o de la intolerancia, se lleva a cabo el objetivo, ya que no necesitamos a nadie que nos vigile porque ya nosotros mismos nos estamos vigilando, no hace falta una autoridad que nos imponga algo porque ya estamos nosotros.
Contra este panóptico, poco se puede hacer, pero no por eso significa que sea infranqueable, la identificación es un elemento valioso para someter a vigilancia a la ciudadanía o las personas, pero con la idea del anonimato que se ve reflejada en el carnaval al usar las caretas y las capas, esa identidad deja de funcionar, al no reconocer a quien se vigila, no existe la necesidad vigilarse así mismo, podrá existir el proceso de reflexión pero es para mejorar en su actuación no para ser reprimidos.
Ricardo huerta (huehue) al definir lo que para él es identidad, enfatiza la importancia de estar en el anonimato, actuar desde lo desconocido, y así poder sorprender aquellos que no conocen su faceta de huehue, esa identidad que solo puede ser reconocida mediante el baile o la vestimenta, pero que recae solamente en el huehue y no en la persona como tal.
Pon algo que mueva a todos: el ritual del orden
“El rito resulta inseparable del sacrificio, de la violencia y de la muerte. Todo rito se caracteriza por la repetición de un gesto arquetípico que tuvo lugar en el origen de la historia”.
Mélich, 1996, pág. 38
Al hablar del ritual del orden me refiero a que los rituales ayudan a organizar o regular a la sociedad, y como lo menciona la cita anterior, su origen proviene del mito, esa parte de la realidad que tiene un misticismo en el presente.
El ritual, como todo en esta vida tiene un fin, ese fin es el de poner a prueba el imaginario colectivo con la realidad. El poder recrearlo significa traer consigo un sentimiento del pasado asimilado en el presente, permitir ser poseído por esos espíritus que exigen la repetición del momento. Los personajes deben de cumplir con los requisitos previos, el escenario también debe ser el indicado y el tiempo el adecuado.
Hablar así del rito nos permite ver al carnaval como era en su momento de su creación, según la historia: era para burlarse de la clase alta y de su vida normalizada por parte de los grupos “marginados”, y aunque este discurso predomine en con los integrantes del carnaval, hay algunas cosas que no se sustentan en el pasado sino en el presente. Esa huella de burla sigue persistiendo, una comedia hacia la vida cotidiana: hacia esta vida llena de normas, de rutinas, de estrés, de trabajo. Transmutan todo esto en un solo personaje que vive el momento, vive y disfruta cada día que dura el ritual. Es la representación cómica de la rutina.
Identidad y colectividad
Para opinar de un grupo, primero comenzaría a partir del desarrollo de la individualidad de los integrantes, y para eso hay que reconocer que los colectivos son zonas de seguridad: esa seguridad que brinda una protección del mundo exterior. Como seres indefensos, lo más importante es la supervivencia donde el “otro” fungirá como un instrumento para desarrollar su propia existencia. Estos Elementos son indispensable para el ser humano, por lo cual se ve obligado a permanecer en un grupo que le garantice una calidad de vida aceptable, la movilidad del integrante dependerá de la satisfacción de sus necesidades, pero aún falta una pieza primordial para que un sistema como este pueda funcionar y es la creatividad: una habilidad fundamental para la construcción de la individualidad: es a partir de aquí donde los discursos de identidad se ponen a dialogar entre el deber ser, el querer ser y el ser como tal: el deber ser es la norma del grupo, es el ideal imaginario que mantiene un cierto límite entre los integrantes para un equilibrio social, el querer ser es la forma de denotar que dentro del sistema existen irregularidades que impiden la plena construcción del individuo y el ser como tal es la forma en la que nuestro organismo se adapta a las circunstancias del momento según nuestra forma de procesar la realidad
La creatividad fomenta a la individualidad creando así una diversidad dentro del colectivo que lo utilizara para cumplir con su misión de complacer a sus miembros, siempre y cuando estén dentro de las normas sociales.
En lo que respecta dentro del carnaval, una de las pautas para ingresar a la cuadrilla, según las entrevistas, son:
Pertenecer al barrio o tener un lazo de parentesco que vincule a la persona con el barrio
Sentir la música: este punto es esencial para adentrarse en la cuadrilla, por comentarios surgidos durante las entrevistas, este requisito es a su vez un filtro para las personas extranjeras del barrio. No cualquiera puede bailar la música y al mismo tiempo disfrutarla, porque el hecho es bailar con elegancia y gratitud.
Saber vestirse: tener un equilibrio entre la vestimenta y el condicionamiento físico, porque la importancia en el estética es primordial para la cuadrilla, ya que de ésta proviene su status colectivo dentro de las colonias.
Lo que genera una unión con el lugar de origen del “ritual”, las personas que los van a ver es porque disfrutan de este acto, pero solo algunos son los que rompen la línea que separa del espectador al actor, considerando que las experiencias de vida que estén conectados con el carnaval también propician a la unión pues un lazo psicológico.
Soy único y especial: una sociedad de individuos
“Obrar contra las ordenes de dios significa liberarse de la coerción”.
Fromm, 2015, pág. 54
Con lo antes expuesto se entendería que el mismo colectivo fomentaría la individualidad, pero no es así, la creatividad (como ya antes mencionada) construye pero al mismo tiempo destruye, se niega a repetir lo que se le dice para crear lo que realmente siente, es una forma de ir de lo normal a lo anormal usando las irregularidades a manera de detonantes, pues son aquellas las que dan la iniciativa para construir algo diferente de lo que se debe ser, y al mismo tiempo el sistema deja que existan esta clase de manifestaciones porque les ayuda a mantener el orden mas no la propicia.
Con un pensamiento más empresarial lo que se busca son finalidades económicas: el sujeto es ahora un producto de consumo y venta. Se crea lo mejor y lo peor, el privilegio y la abstinencia.
El individuo, retomando lo anterior, es una construcción artificial, por la cuestión de que tiene que competir para obtener los beneficios que satisfagan sus necesidades básicas, es la amenaza constante que lo motiva a intentar o buscar la manera de ser diferente a los demás o ser igual, según sus fines de supervivencia. Es artificial por el motivo de que el sujeto es incitado a buscar la individualidad no para ser uno mismo sino para ser alguien, donde el yo pueda exhibirse y manifestar sus cualidades al mejor postor. La ideología predomínate siempre encaminara los objetivos de estos individuos en un continuo proceso de reafirmación de su identidad.
El carnaval está expuesto a esta dinámica: la creatividad es un problema cada vez mayor para la cuadrilla, donde sus integrantes buscan otros medios para expresar sus inquietudes y la ignorancia de éstas por parte de los dirigentes están formando “otro” quiebre de intenciones entre el grupo. La creatividad tiene un límite, y se le considera una falta de respeto alterar este orden, y a modo de respuesta el sistema denigra a los que se salen de las pautas, pero también existe la admisión de nuevos elementos, siempre y cuando su alteración está de acuerdo con la temática tradicional, no conviene irse a los extremos pues existen las normas de conducta que impiden la ruptura con lo tradicionalista.
Freud, no todo es sexo: convivio social desde una perspectiva psicoanalítica
Dentro del ámbito del psicoanálisis, como bien dice su nombre, es el estudio de la mente, ya que de la psique proviene todo, y con esto quiero decir que las actividades que realiza el ser humano tienen un “por qué” de existir, hasta los mismos errores tiene sus orígenes y son llamados por Freud como actos fallidos. Lo cual pretende aberiguar las causas primarias del comportamiento patologico de las personas, creyendo en sí que la sociedad estaba enferma porque se le obligaba, de una cierta forma, a estarlo, pero ¿Cómo puede ser esto posible? o ¿Por qué nos “obligan” a estar enfermos y quién? Pues simple, en primer lugar el culpable de que estemos enfermos es la cultura, segundo, él cree que el ser humano tiene dos impulsos para actuar: una es lo sexual y la otra es destructiva, y como tercer punto, el ser humano no puede ser libre, feliz o sano, mientras los dos primeros puntos estén en disputa.
Vamos hablar sobre los puntos expuestos(de una forma general de la idea): el primero, la cultura es una forma de controlar los impulsos, y esto quiere decir que los suprime, porque si no lo hiciera habría un caos, con el cual no podríamos vivir, es por eso que sea crea la cultura, para normalizar la conducta humana, pero esto tiene consecuencias graves en el humano, porque al suprimir sus impulsos empieza a adquirir una inestabilidad mental, lo que provoca que se vuelva neurótico, es por esto que la cultura nos enferma. El segundo punto habla sobre nuestros impulsos, los que son reprimidos para el “bien social”, el sexual se refiere a que como seres pertenecientes al reino animal, uno de nuestras necesidades recae en reproducirnos y esto inicia con nuestra madre por ser la primera imagen femenina en nuestra vida, tenemos un estímulo hacia ella, pero la imagen paterna nos lo impide aparte de que tal actitud de impedimento lo inicia la cultura como la regla social sobre el incesto, y por esto mismo uno busca a otra imagen femenina que complazca lo reprimido, y sobre el segundo impulso es sobre nuestras ansias que tenesmos al querer destruir todo pero no podemos, porque eso es algo anormal y no es para el bien común pero si al individual.
Rara forma de ver la vida humana, aunque su trabajo hable en términos generales y que de cierta manera es muy limitada, fue gracias a esto que impulso el estudio de lo social desde la psique. Ahora retomemos todo esto y veamos el convivio social, con otros ojos de otros psicoanalistas, pero el que va a predominar será Freud.
Obviamente, no nos unimos a una cultura, nacemos en ella, nos regulariza y nos ensaña un deber ser, que sería la forma de ser más conveniente, ese sujete que puede convivir en sociedad, lo que no se toma en cuenta es que el ser humano es creativo y no es estático, lo cual si produce una inestabilidad mental, y por este conflicto: “ser o no ser”, el sujeto tiene de dos: seguir lo que le dicen o no, pero también surge la duda de “¿será lo correcto?”. Qué dedición tomaría uno, o cual pastilla tomar: unirnos a la realidad o ver a la realidad. En este punto inicia la formación del individuo, el cual decidirá si quiere convivir o no. Pero la cultura, viéndola como un sistema homogéneo, tratará de someter al sujeto a una dinámica de sobrevivencia, demostrándole que sin ella él no podría vivir, abusando de la necesidad de nuestra facultad social innata que tiene el hombre. Con este desafío el individuo opta por suprimir su libertad para poder vivir en sociedad. Variando sobre los impulsos que Freud propone, éste sujeto le inculcan el miedo, mas no el amor a la vida, lo cual es lo que mueve al hombre a descubrir si vale la pena quedarse o no. Si nos ponemos a pensar lo que realmente pensamos hasta qué punto es nuestro propio pensamiento y hasta cual el de ella (cultura). El convivio social (en el presente), no es una opción es un deber, reiterando a lo ya antes se había mencionado en otra sección, la vida ya no se trata como tal sino como una empresa, hay productos y desperdicios. La otra manera es vivir en el exilio, donde ya no radica ninguna regla y se le ve como un loco.
Después de la fiesta que venga la siesta: El rito del deseo
En este tipo de rito se reconoce, de cierta manera, los deseos miméticos y a su vez la frustración que hay al no poder cumplir tal cosa. Por la manera en la que aprendemos, podría decirse que imitamos, y con los discursos del deber ser, se refuerza la intensidad por el cual uno desearía llegar a ser como nos dicen, y al mismo tiempo también nos impiden llegar a esa meta, por diversas cuestiones uno no llega concretar esa imagen externa a la de uno, tal modelo es descrito por Mélich en su libro y lo propone de esta manera:

Con este patrón el autor nos indica que la aspiración inicia de una manera violenta; el imitar para despojarse de la existencia de uno mismo (por sí solo no existe), al inicio se identificará con un objeto al que anhelara (poseer), pero nunca lo podrá poseer, ya que si llega a poseerlo se terminara su identidad y su propósito de vida, pero como no es el único, entre su camino se interpondrá un rival que deseara el mismo objeto, entonces comenzará una competencia por ver quien lo consigue, pero en un determinado tiempo el rival se convierte ahora en su propósito, el objeto pasa a ser un medio para crear un sentimiento hacia su rival, como lo muestra en el triángulo, este tipo de ciclo es una forma de justificar la misma existencia del sujeto/discípulo.
Algo así pasa en el carnaval, como ya se había dicho, es un forma de ridiculizar a la rutina, pero sin ésta, el “ritual” no tendría ningún sentido de existencia, podría ser el baile como otro objetivo, pero no hay que olvidar que el baile no es como tal el fin, sino el medio por el cual uno se puede expresar un sentimiento hacia algo, entonces sino existiría ese algo que motive el sujeto a bailar para expresarlo, que procedería, no es bailar por bailar, porque existe el motivo de expresar algo.
En el baile, sus movimientos están reglamentados pero la forma en la que se manifiestan es otra, ningún de los integrantes baila igual, y esa es la diferencia donde radica esta justificación de existir.
El objeto por el cual tratan de competir para alcanzar el mejoramiento de su propia imagen, tanto en la vestimenta como en el baile, hay ya vemos la existencia del enemigo (sus mismos compañeros) y el objeto (la perfección). El Sr. Pedro Salazar García me comento que al acabar el carnaval, uno de sus pensamientos que le pasan por la cabeza, es sí estuvo bien su baile, su vestimenta, su careta, era lo que se esperaba, la arruino en algo, etc. Buscan siempre mejorar su actuación, ser un “ser perfecto” pero son conscientes que no siempre se podrá al llegar a ser eso.
Los dioses piden sacrificios: el sacrificio simbólico para la regulación social
El acto de sacrificio siempre va acompañado de un sentimiento de vacío, de desechar algo viejo por algo nuevo. En este caso no sería la excepción, el sacrificio es de manera monetaria, le inviertan a su personaje, con tal que sea lo más parecido a lo que ellos desean, no importa el costo, si es de su agrado lo consiguen, pero este personaje es usado durante horas y horas, danzando en el día y también en la noche (en la quema del diablo), es un sacrificio físico llevar a cabo el carnaval, usando al “doble” como medio para satisfacer esa necesidad de decir a la realidad que es lo realmente quieren, como desearía externar sus problemas y de liberarse. La mayoría de las preguntas del por qué estaban en el carnaval respondían con el simple hecho de querer bailar.
Al sacrificar al personaje a este riguroso proceso, las personas se sienten aliviadas por haber bailado y por haber participado, mientras tanto su identidad subyacente vuelva a su tumba, para que sea posible su renacimiento el día en que sus “asesinos” los vuelvan a requerir.
Conclusiones
Como conclusión de la cuadrilla de la 26 Oriente durante el carnaval de Xonaca, expongo de manera abierta, la ignorancia que tenia de este evento, cómo funcionaba y de qué manera podría contribuir este “espectáculo” a la vida cotidiana de las personas. Gracia a la propuesta del maestro Joel, fue como descubrí este micro mundo, y de antemano les agradezco a todas las personas que me brindaron parte de su tiempo para recolectar algunos datos que sirvieran de datos.
No podría determinar si a través de la identidad que brinda el carnaval, se pude regular el orden social, pero si, encendió cierta chispa para querer averiguarlo.
La forma en la que se ve a distancia es muy diferente a vivirla, como dice un proverbio de Confucio: “si lo escuchas: lo olvidaras, si lo ves: lo entenderás, si lo vives: lo comprenderás”, aunque no he vivido plenamente estar en el carnaval, si lo pude llegar a convivir con ciertas personas que me abrieron aún más el panorama que hay detrás de este gran sistema.
Esperando que este texto tenga un fin de dar a entender que siempre hay todo un mundo lleno de misterios a ser descubiertos, solo falta el querer saber que hay más allá de lo normal.
Bibliografía
Aguilar Garduño , J. P., & Bonilla Martínez , A. (s.f.). El carnaval en el Barrio de Xonaca: Música de los Barrios Antiguios de Puebla . Puebla : nueve .
Bauman , Z. (2006). Vida liquida . México : Paidós.
Bauman , Z. (2010). Mundo-Consumo: Ética del individuo en la aldea global. México: Paidós Mexicana, S.A.
Bauman, Z. (1991). Libertad. México: NUEVA IMAGEN.
Corona Berkin, S. (2012). Pura imagen. México: CONACULTA .
Durkheim , E. (20 de septiembre de 2015). arnaldomartinez.net. Obtenido de arnaldomartinez.net : www.arnaldomartinez.net/sociologia/durkheim_Las_formas.pdf
Fromm, E. (2014). Psicoanálisis de la sociedad contemporánea: hacia una soceidad sana . México: FCE.
Fromm, E. (2015). El miedo a la libertad. México: Paidós.
Gamboa Rocabado, F. (2010). Reseña de "¿Cómo es posible el orden social?" de Niklas Luhmann. Araucaria. Revista de Filosofía, Política y Humanidades, 239-246.
Jodorowsky, A. (2013). Cabaret Místico. España: Ediciones Siruela.
Jodorowsky, A. (2014). Manual de Psicomagia. Barcelona: Ediciones Siruela.
Mélich, J.-C. (1996). Antropología simbolica y acción educativa . Barcelona: PAIDÓS.
Mercado Maldonado , A. (2010). El proceso de construcción de la identidad colectiva . CONVERGENCIA, 229-251.
Ochoa Patiño, V. (2006). El baile: representación social y práctica saludable. Investigacion y Educación en Enfermería, 54-63.
Sigmund , F. (2012). Introducción al psicoanálisis. México: Tomo.
Torres Santomé, J. (1993). Foucautl y la educación: Disciplinas y saber. Madrid: MORATA, S. L.
Źizĕk , S. (2005). Bienvenidos al desierto de lo real. Madrid: akal.
Comentarios